El Criadero de Caimanes y
Tortugas Cerros Azules está ubicado en el Km.91 de la Ruta
Interbalnearia, en el Departamento de Maldonado,
Uruguay. Se trata de un proyecto de conservación cuyo
objetivo es la protección y reinserción del yacaré, -único representante del
orden Crocodylia que existe en Uruguay-, en los cursos y cuerpos de agua que
originalmente habitó. El yacaré, Caimán latirostris, se
encuentra en riesgo de extinción en nuestro país debido a la caza
indiscriminada y a la destrucción de su habitat natural.
La cría en cautiverio
contribuirá a preservar a esta especie que está protegida por la Convención
sobre el Comercio de Especies Amenazadas de la Fauna y Flora Silvestres (Cites).
El zoo-criadero de
yacarés Cerros Azules cobró vida el 8 de diciembre de 2001. El matrimonio
Álvaro Fernández Buzó-Silvia Mannocci, gestó un proyecto que es el
primero en su especie en Uruguay y que estudia el ciclo de vida del yacaré y su
rol en el medio ambiente. El yacaré colabora con la
destrucción de animales muertos en el agua o próximo a ella y regula el
crecimiento excesivo de pirañas o nutrias. Estas últimas, sin control
natural, invaden tajamares y excavan cuevas, con destrucción del
represamiento y perjuicios económicos y al medio ambiente.
La idea del criadero surgió unos doce
años atrás. Les llevó tiempo tramitar los permisos oficiales ante los
organismos competentes, para finalmente recibir los primeros ejemplares que
entregó la Dinara. Hubo una etapa
de laboratorio en un terreno de 400 metros cuadrados con dos pequeños
estanques. Cuando lograron controlar factores clave como alimentación y
temperatura del agua, y el ritmo de crecimiento se equiparó al del
trópico, se orientaron entonces a una mayor escala y se embarcaron en la compra
de un campo de diez hectáreas.
Cerros Azules tiene aproximadamente
cien habitantes y las instalaciones y mano de obra son íntegramente uruguayas.
El diseño de las piletas de cría es
original del matrimonio Fernández Buzó-Mannocci. Recibieron halagos de
expertos de otros países ya que innovaron al colocar un frente de vidrio
orientado al sol, para aprovechar la
energía solar en invierno y minimizar su impacto en el verano.
El agua
proviene de lluvia y manantiales y la selección y posterior introducción de
vegetación acuática en estanques,
lagos y piletas, fue objeto de exhaustivo
estudio. Las especies terrestres son de hoja caduca y permiten
el paso del sol en el invierno.
Silvia
Mannocci, química de profesión, realiza controles y análisis periódicos del
agua, químicos y microbiológicos, aplicando dedicación especial al índice de
evaporación y al de reposición natural durante los meses del estío.
Si bien el
propósito fundamental de Cerros Azules es la preservación del yacaré, se
apuntó también en sus principios
a la explotación de la carne y el cuero.
La nueva
moda en el mundo de mantener mascotas exóticas en casa no pasó desapercibida
para los aguerridos dueños
de Cerros Azules. Así es que preparan ahora una primera exportación a
Marruecos de crías vivas de caimán.
Será una exportación simbólica de diez ejemplares que les permitirá
saber con qué se van a enfrentar, no
en Marruecos, no en Africa, sino acá mismo en Uruguay. Están seguros que
ese canal que abrirán, por muchas dificultades que tenga, será la forma que
les permitirá conocer qué les espera a la hora de intentar colocar mayores
volúmenes de animales en el exterior.
El matrimonio Fernández Buzó-Mannocci
ha debido sortear dificultades de diversa índole. Como anécdota, su
plan fue desestimado para un préstamo del Banco de la República, aunque cuenta
con siete avales del Estado para su desarrollo.
Con excepción de la Dinara y de la
Intendencia de Maldonado, los demás apoyos han sido siempre nominales.
No ha sido menor, sin embargo, el
reconocimiento que significó la visita del Dr. Jorge Batlle, Presidente de la
República, un hecho inusual al que acompañó de comentarios encomiásticos.
A pesar de todos los escollos, los
dueños de Cerros Azules siguen firmes en su proyecto y actualmente esperan
que se aprueben los trámites que les
permitirán criar y comercializar como mascotas a las tortugas de la variedad
Morrocoyo.
Las tortugas
Morrocoyo, Trachemys dorbignyi, conviven en perfecta armonía con los
caimanes. Son vitales para
mantener el ecosistema, se reproducen en
idénticas condiciones y dan cuenta de los restos de alimento que los yacarés
dejan sin consumir y evitan así la descomposición del agua. Ya se está
construyendo un nuevo foso de varios metros de profundidad destinado a esas
tortugas nativas.
Con este cambio hacia el área de las
mascotas esperan mejorar las perspectivas de este proyecto, que saben tiene
mercado en el mundo, pero que en Uruguay, aparece como tantas otras cosas,
difícil, de verdad difícil.
Para mantener un ecosistema natural se
sembraron además Carpas Koi, Cyprinus carpio. Estos peces son vegetarianos
y mantienen controlado el crecimiento de algas en estanques y lagos. Las
ranas colaboran consumiendo residuos pequeños y los patos y aves rapaces se
comen lo que los caimanes dejaron en la orilla.
Cerros Azules recibe público todo el
año siendo las visitas veraniegas las más disfrutables, dado que los caimanes
se muestran más activos con las altas temperaturas.
Abren a las 10 de la mañana y siguen
hasta la puesta del sol. El visitante podrá observar tortugas, carpas asiáticas,
patos, ranas, y algunos ofidios en cautiverio. La recorrida por Cerros Azules no
tiene desperdicio y sin lugar a
dudas uno de sus mayores atractivos es el poder aproximarse a un par de metros
de los yacarés que no temen al
hombre y no intentan la huída. Y las crías se ven a 50 cms. de distancia, como
quien dice, al alcance de la mano.
La entrada cuesta menos de la mitad de una ida al cine y los menores de ocho
años van gratis. El
dinero es destinado a gastos de mantenimiento del lugar, que ofrece
además gabinetes higiénicos, estacionamiento, artesanías y
refrescos.
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