Todo empezó en abril de 2005.
Mis sobrinas querían una mascota y me pidieron
un perro igual a Jazmín, el perro de Susana Giménez. Como no tenía dinero para comprar un
perro tan caro, les compré una pecera con Carassius,
aunque a ellas en la tienda de mascotas se les antojaron los Lebistes. Los Carassius duraron solamente una semana, después se
murieron.
Como mis sobrinas lloraban, tuve que
comprarles los Lebistes.
Me dio miedo el calefactor de 220V y
construí uno de 12V con un transformador y unas lámparas tubo de 24V para
evitar un posible accidente.
El calefactor casero funcionó bien en la
pecera de cinco litros, pero los Lebistes se
reprodujeron y tuve que comprar una de diez litros con calefactor de 220V.
Fue entonces cuando me surgió la idea de
crear un Lebistes de agua fría más seguro para
los niños.
Recuerdo que cuando yo tenía siete años mi
madre me compró Lebistes. Yo quería de la variedad Arlequín, pero ella me compró unos dorados y unos
grises porque eran los más baratos.
Me enojé y le reproché: “me compraste mojarritas”.
En aquel entonces yo era solamente un niño,
pero me di cuenta de que los Lebistes eran muy
parecidos a los peces silvestres de los arroyos de Uruguay.
En 1993, por primera vez intenté cruzar Lebistes con Jenynsia lineata, pero se me murieron.
En el 2005 volví a intentarlo con una mojarrita. El 17 de setiembre mi mojarrita tuvo
crías, más de diez nacieron muertas, otro tanto se las comió la madre, y
sobrevivieron once. Mostraron escasa
vitalidad, posiblemente por un parto prematuro.
Hembra mojarrita
común pescada en Neptúnea
De los once sobrevivieron ocho y
recuperaron vitalidad. Cuando se
desarrollaron se veían todos torcidos, el cuerpo parecía una letra Z y en
diciembre se me murieron.
En el 2006 volví a intentarlo con una
hembra Lebistes virgen y un macho Jenynsia lineata. El resultado fue abortos.
En el 2007 probé con una variedad del
departamento de Rocha. Son unas
mojarritas que tienen una manchita en el costado. Esta vez logré híbridos bien formados y
con buena vitalidad.
Macho silvestre Hembra silvestre
De las diez primeras crías sobrevivieron
tres. Observé que los híbridos no
presentan la manchita negra, tienen menos color que los silvestres y la
forma del cuerpo se parece más a la de los silvestres que a la de los Lebistes.
Hembras híbridas
Mi sueño del Lebistes
híbrido colorido y resistente al frío no es tan fácil de concretar.
De hecho, los híbridos tienen menos color que
la especie silvestre y aquí en Uruguay realmente hay peces silvestres muy
hermosos, no solamente ovovivíparos.
Durante meses estuve esperando una señal
que confirmara la fertilidad de mis híbridos y cuando todo parecía perdido,
el día 15 de octubre del 2007 observo que una de mis hembras híbridas se
veía más gorda que las otras.
Suponiendo que se trataba de un híbrido fértil procedí a separarla
para obtener crías.
Hembra híbrida
mostrando una aparente preñez
Desafortunadamente, el día 29 de octubre
del 2007 mi
hembra híbrida murió. Le hice la
autopsia para observar si en su pancita había embriones, y si bien encontré
huevos, ninguno tenía apariencia de estar embrionado.
Debo agradecer a Rosario Arijón, Luis Wolman, Eduardo de
Terragona (España), quienes me dieron una mano y consejo con mis
experimentos.
De ahora en adelante voy a intentar crear
la mojarrita de color y no el Lebistes de agua
fría. No olvidemos que estos peces
son verdaderas máquinas de erradicar larvas de mosquito, no solamente
porque se las comen sino porque también comen su alimento. Si no fuese por estos peces tendríamos
serios problemas con enfermedades transmitidas por mosquitos (malaria,
fiebre amarilla, dengue) y gracias a ellos en Uruguay esas enfermedades no
existen.
Si bien el recién llegado mosquito Aedes aegypti vino para quedarse, nuestros vivíparos lo
mantienen controlado.
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